miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sobre la Escucha Activa

En esta ocasión quiero compartirles una publicación de María Guadalupe Buttera del día martes 26 de julio de 2011 que fuera publicada en su Blog http://despertarycrecer.blogspot.com/2009/05/sobre-la-escucha-activa.html

Cieramente la encontré de casualidad, a raíz de las virtudes de internet de acercarnos toda la información, y me pareció interesante compartirla en nuestro Blog ya que habla de la escucha, esta sanadora herramienta que estamos queriendo incorporar a través de las actividades de nuestro Grupo Eppa.
Les transcribo el texto:

Del libro de Carl Rogers (1) "El camino del ser". Editorial Troquel-Kairós, Buenos Aires, 1989.

"Lo que realmente me disgusta de mí mismo es no ser capaz de oír a otra persona por creer estar seguro con antelación de lo que se propone decir, y no escucharle.
Sólo después me doy cuenta de que he oído lo que ya había decidido que diría; no he logrado escucharle. O todavía peor: hay ocasiones en que me doy cuenta de que estoy intentando tergiversar el mensaje para que diga lo que yo quiero y que es lo único que finalmente oigo.
Esto puede ser algo muy sutil y lo logro con sorprendente pericia. Sólo con tergiversar ligeramente sus palabras, modificando apenas su significado, puedo lograr no sólo que parezca decir lo que deseo oír, sino que sea la persona que yo quiero que sea.
Sólo cuando me doy cuenta, a través de sus protestas o porque yo gradualmente reconozco que sutilmente le he estado manipulando, siento asco de mí mismo.
También sé, por haber sido receptor en semejante situación, lo frustrante de que a uno se le reciba por lo que no es, de que se oiga lo que no ha dicho.
Esto crea ira, confusión y desilusión.
Esta última manifestación nos conduce directamente al próximo aprendizaje que deseo compartir con ustedes.
Me siento terriblemente frustrado y me encierro en mí mismo, cuando intento expresar algo que es profundamente mío, que forma parte de mi mundo íntimo y privado, y mi interlocutor no me comprende.
Cuando tiento la suerte arriesgándome a compartir algo muy personal con otro individuo y el mensaje no se recibe ni se comprende, la experiencia es sumamente deprimente y melancólica.
He llegado a creer que dichas experiencias convierten a ciertos individuos en psicóticos. Les inducen a abandonar toda esperanza de que alguien les comprenda.
Cuando llegan a este punto, su propio mundo interno, cada vez más grotesco, se convierte en el único lugar donde pueden vivir.
Ya no pueden participar en experiencias humanas compartidas. Simpatizo con ellos porque sé que cuando intento compartir algún aspecto emocional de mí mismo -que es privado, preciado y tentativo- y la comunicación es recibida con evaluaciones, palabras tranquilizadoras y distorsión de su significado, siento un fuerte deseo de exclamar: '¡Es inútil!'. Entonces, uno sabe lo que es estar solo.
Con lo que les he dicho hasta estos momentos, habrán comprendido perfectamente que para mí es terriblemente importante que en una relación se escuche de una forma creativa, activa, sensible, precisa, y sin juzgar al interlocutor.
Considero importante ofrecerlo y, especialmente en ciertas ocasiones de mi vida, ha sido de vital importancia recibirlo.
Siento que he crecido dentro de mí mismo cuando lo he ofrecido, y estoy seguro de haber crecido, haberme liberado, cuando he sido escuchado de ese modo"

(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Rogers .

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