viernes, 5 de septiembre de 2014

La naturalización de la ira como reacción.

Ha pasado mucho tiempo en que he tenido olvidado el Blog. El grupo de Padres que conforman el EPPA Baradero continúa reuniéndose, reconozco que mi Señora en forma más asidua que Yo, y si bien hemos perdido la participación directa que teníamos en el proyecto escolar aún hay ganas de hacer.
Les comparto un artículo publicado en la versión digital del diario Infobae en el cual analizan una serie de violentos acontecimientos. Desde mi punto de vista estos acontecimientos en parte son consecuencia de la pérdida de nuestra capacidad para comunicarnos con el otro.

TENDENCIASJUEVES 04 DE SEPTIEMBRE 2014




"Que se jodan todos": la sociedad es cada vez más violenta y naturalizó la ira como reacción

Especialistas analizan las conductas de ciudadanos comunes en diversos hechos que terminaron en tragedias. El malestar social y la "naturalización" de la ira.

De manera colectiva o individual, la violencia fue protagonista en los últimos días con hechos que terminaron en tragedias. ¿Los argentinos han naturalizado la ira?
"Estamos en la cultura del 'que se jodan todos'. Hay un malestar que se genera por los sentimientos de frustración e impotencia que la ciudadanía siente por los excesos de los líderes", opina la doctora en psicología y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina Mirta Goldstein a Infobae.
Los códigos de convivencia han cambiado. La corrupción, el vandalismo frecuente en las calles, la inseguridad, la crisis económica, la falta de soluciones a las demandas básicas, irritan cada vez más. "La ira aflora como maltrato. Pueden suceder hechos colectivos como ocurrió después del mundial que hubo todo tipo de destrozos o porque un conductor se enfada con otro. Si me joden te jodo y así nos jodemos todos y entre todos".
En ese aspecto, la especialista señala tres salidas frente a la ira: "La primera es la acción directa contra el otro, la segunda es cuando la ira causa una impotencia total que deviene en pasividad; es decir, cuando no podemos reaccionar, y la última es cuando las acciones pueden tender al cambio, tanto en lo individual como en lo social".

Violencia sin límite

Se produjeron hechos realmente graves y preocupantes en los últimos días:
-El músico asesinado a golpes en Santa Clara del Mar: Ricardo Arriaga tenía 64 años y por accidente, atropelló a un perro con su auto. Cuando bajó a socorrerlo, un motociclista que vio el episodio fue a molerlo a golpes. El hombre murió a la semana en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) de Mar del Plata producto de las heridas.
-Festejaba un triunfo de River y un vecino le dio una paliza mortal: Ezequiel Castagnari salió a la calle a celebrar la victoria de su equipo ante Defensa y Justicia y un vecino de la localidad bonaerense de Martín Coronado "le puso un arma en el pecho, lo tiró al piso de un culatazo y le pegó piñas en la cabeza". Estuvo en coma cinco días y murió.
-Choque y golpiza en Palermo: Dos autos protagonizaron un accidente de tránsito en el cruce de avenida del Libertador y República Árabe Siria. Tres hombres descendieron de uno de los vehículos, golpearon con saña al conductor del otro automóvil y se dieron a la fuga.
"No tenemos límites institucionales.
PRIMA LA VENGANZA NEGATIVA; ES DECIR, LE HAGO AL OTRO LO QUE SIENTO QUE ME HICIERON A MÍ.
No hay quien ponga orden, desde las instituciones hasta en las familias. Mientras no empecemos nosotros a buscar políticas de ordenamiento social esto no va a cambiar", agrega la especialista.

Un largo proceso de cambio

Como todo cambio en la sociedad, lleva su tiempo de aprendizaje y con la violencia ocurre lo mismo. El sociólogo y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), Carlos de Ángelis, señala a Infobae que se ha perdido "la capacidad de tolerar".
"No se bancan las diferencias. Se ve mucho en la televisión, en cualquier diálogo cotidiano, desde la opinión de un baile hasta un intercambio entre ministros.
VAMOS APRENDIENDO LENTAMENTE A QUE CUALQUIER SITUACIÓN SE SOLUCIONA DE MANERA VIOLENTA".
El sociólogo remarca que no hay "castigo social", más allá de las leyes, que empieza por una mirada al otro que hizo algo mal: "Cuando va y golpea a otra persona y la reacción es de aprobación, el castigo social es el primer control. Agredir es una forma natural de responder ante cualquier situación".
"Lo estamos naturalizando. Es lícito. Uno puede insultar por internet a través de un comentario y no hay pena. Hay que pensar alternativas para limitar esta cuestión. Por ejemplo, se pueden plantear campañas para desnaturalizarla".
Como otro aspecto, el especialista indica que la sociedad argentina viene de una cultura autoritaria, y como tal, busca imponer sus posturas por sobre los demás.

"Hay que aprender a interpretar la democracia. Los cambios existen, pero nada es instantáneo".